lunes, 20 de noviembre de 2017

El infierno de los ángeles de Victoria’s Secret: para desfilar hay que sufrir


Miles de mujeres en el mundo sueñan con ser una modelo de Victoria's Secret o, al menos, con tener sus esculturales siluetas. Pero ser una diosa del Olimpo lencero no es tan sencillo. Para comenzar, por muchas sesiones de CrossFit que incluyas en tu agenda, la genética tiene que estar de tu parte. Las medidas de Victoria's Secret están claramente definidas: 86 cm de pecho, 60 de cintura y 86 de caderas. Llegados a este punto, ¿cumples con estos requisitos? Pues todavía hay más. Las modelos que desfilan para la marca miden una media de 1,76 centímetros. No es de extrañar que Kate Upton no formara nunca parte de este paraíso con alas... Ni falta que le hace, añadimos. De hecho, la modelo Cameron Russell, que sí desfiló durante los shows del 2011 y del 2012, confesó desde su experiencia que aunque las modelos “tienen los muslos más finos del mundo, el pelo más brillante imaginable y la ropa más chic del planeta, son probablemente las mujeres con más inseguridades físicas del mundo”. Si a las mortales nos agobia ponernos el bikini cuando llega el verano, imaginad lo que ha de ser desfilar en lencería ante el mundo en pleno mes de noviembre.

Por perfectas que sean sus medidas, las figuras de las tops se cincelan a base de interminables retoques de contouring corporal. Los Ángeles se someten a sesiones de spray en el cuerpo pensadas de forma milimétrica. Jimmy Coco se encarga de esta labor, y confiesa a la revista 'Harper's Bazaar' que cada modelo recibe sesiones personalizadas dos días antes del desfile. El día del show se someten a una revisión final en la que se retoca cualquier imperfecto a base de bronceador, que se termina por fijar con un spray que asegura que el moreno resultante permanezca intacto a prueba de sudores. Porque por mucho que las modelos desfilen en ropa interior, las pesadas alas y los intensos focos hacen que el sudor sea irremediable.

Sus melenas también son fruto de artificios. Las modelos han de llevar extensiones el día del desfile casi por defecto para presumir de esas voluminosas cabelleras. Un reportero de 'WWD' confesó haber escuchado a Karlie Kloss preguntar a su estilista con pavor cuántas extensiones más le iban a poner. Maria Borges ha sido una de las pocas tops que no necesitaron extensiones gracias a su peinado corto. Sus melenas requieren 60 planchas y 40 botes de laca, manejadas por 32 expertos en cabello. Aunque el maquillaje que lucen en el desfile pretende ser natural, se necesitan 32 maquilladoras en el 'backstage' para perfeccionar los ya de por sí perfectos rostros de las modelos.


Por muy acostumbradas que estén a caminar en tacones, una vez descubren qué modelos han de llevar, las chicas andan sobre los zapatos elegidos durante los ensayos y las pruebas de vestuario para conseguir mantener el equilibro y no sufrir ningún percance en la pasarela. Las tops son incapaces de cambiar sus atuendos solas y cuentan con la ayuda de diversos estilistas, encargados de ajustar a su cuerpo los diseños y de colocar las pesadas alas a las siluetas de las afortunadas que las portan. No queremos ni imaginar el drama que ha de suponer ir al baño...

Adiós a las grandes pasarelas

No basta con lucir perfecta para ser modelo de la firma. Sus contratos exigen que se dediquen a la marca un mínimo de 50 días al año, razón por la cual muchas abandonan el Olimpo. Por otra parte, sus siluetas cinceladas a base de gimnasio no son aptas para muchos de los desfiles de las grandes marcas, que todavía abogan por siluetas más cercanas al 'heroin chic' que al universo 'bombshell', por lo que ser modelo de Victoria's Secret es para muchas la razón por la que no pueden adentrarse en la moda mayúscula. Afortunadamente, el que Olivier Rousteing cuente siempre en sus shows con tops Victoria's Secret ha hecho que las modelos puedan ampliar su espectro laboral y cada vez son más las marcas que apuestan por siluetas más saludables en sus desfiles. Los medios celebraron, por ejemplo, la presencia de la exuberante Doutzen Kroes en el desfile Otoño/Invierno 2010 de Louis Vuitton y la de Irina Shayk en los shows de Givenchy.


Sus contratos también incluyen cláusulas en las que se detalla cómo han de comportarse en sus redes sociales, en las que no pueden mostrarse como animales nocturnos y en las que tienen que subir sus sesiones de entrenamiento para reforzar la idea de que sus cuerpos son fruto del deporte y no de dietas extremas. Pese a todo, es imposible olvidar aquellas declaraciones de Adriana Lima en las que confesaba seguir una dieta líquida basada en batidos de proteínas y huevo en polvo nueve días antes del desfile y no poder ingerir agua 12 horas antes. Adriana aseguraba tener una nutricionista que medía su masa muscular, su porcentaje de grasa y sus niveles de retención de líquidos constantemente. Por si fuera poco, las modelos entrenan dos veces al día las tres semanas antes del desfile y se despiertan de madrugada el día del show para entrenar por última vez antes del gran día.


En definitiva, tener un contrato lleno de ceros no es ninguna carga, pero tener que dedicar tu vida y tu cuerpo a conseguirlo no ha de ser tan agradecido. No nos extraña que las modelos estén ansiosas por desfilar el día 28 de noviembre, porque solo al terminar podrán disfrutar de una buena hamburguesa. Al final, eso de no tener alas no va a ser tan terrible, ¿verdad?

Twitter: @TwiSalvame


No hay comentarios:

Publicar un comentario